Tener continuo picor, escozor o que se enrojezca tu piel tras el más mínimo roce son síntomas de la piel sensible. Y es algo bastante común: la dermatitis atópica es la consulta más frecuente en las oficinas de farmacia -y también en las consultas de pediatría-. Pero, a pesar de los esfuerzos de los investigadores estamos muy lejos de encontrar una cura para la misma y no se espera que esta llegue en un corto-medio plazo. Pero sí que se pueden implementar algunas rutinas para que esos molestos síntomas se hagan más llevaderos.

Durante el verano nuestras rutinas cambian y esto puede afectar directamente al estado de nuestra piel. Visitar la playa puede aumentar el número de veces que pasas por la ducha al día y agentes como la exposición solar o el cloro de las piscinas también dañan nuestras dermis. Teniendo en cuenta todo esto, existen cinco pautas para mejorar el estado de tu piel sensible, teniendo en cuenta todos estos hábitos estacionales.

Cuidado con la ropa

Debemos ser conscientes de que las prendas de ropa van directamente puestas sobre nuestra piel. Los materiales de los que estén hechas pueden producir reacciones en esta, por esto, el verano es la época perfecta para dejar respirar nuestras dermis y reducir al máximo las prendas con las que cubrimos el cuerpo. Además es conveniente seleccionarlas muy bien y fijarnos en su composición, que estén fabricadas como materiales ligeros y transpirables como el algodón o el lino será una garantía. Si conseguimos que estos no estén tratados químicamente mejor y, por último, debemos optar por colores claros, ya que estas prendas estarán confeccionadas con menos dosis de pigmentos artificiales.

En la piscina

Uno de los mayores placeres del verano es estar todo el día bajo el agua. Para quienes no viven cerca de la playa, la piscina es su salvación, pero esta tiene un gran inconveniente para las pieles sensibles: el cloro. Esta sustancia puede resultar irritante, y más en una piel atópica, por ello, si para cualquiera es recomendable el uso de las duchas tras salir de la piscina, para las personas con pieles atópica es clave, porque este agua, sin cloro, eliminará gran parte de esta sustancia y así no tendremos que lamentar sus efectos sobre la dermis. Tras la ducha, seca la piel a toques suaves con la toalla, sin hacer movimientos de arrastre.

El ritual de la crema hidratante

Lo bueno del verano es que las temperaturas eliminan de un plumazo la pereza de poner productos en el cuerpo. Tras la ducha en casa, comienza el ritual de hidratación corporal que devuelva toda la hidratación que la piel ha perdido por los largos periodos de exposición solar o dentro del agua. Escoge cremas con fórmulas altamente nutritivas y el mejor truco para no saltarte su aplicación ningún día es elegir una con un delicioso aroma.

Aplica protector solar

Aplicar protector solar es una norma básica de cuidado de la piel y debemos aprender a aplicarlo por todas las zonas visibles del cuerpo siempre que salgamos de casa. Ponlo una media hora antes de la exposición solar reaplícalo, más o menos cada dos horas. Para la piel atópica, lo mejor es priorizar los filtros minerales y optar por aquellos que no lleven perfume. Utilizar un aceite de ducha para eliminar el producto al final del día nos asegurará una correcta limpieza de la piel.

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Mantén el sudor al límite

El sudor puede empeorar los síntomas de la dermatitis atópica, además de causar sudamina -inflamación de las glándulas sudoríparas-; evita por tanto exponer la piel en las horas más calurosas del día, y elegir lugares frescos para descansar o jugar en estos momentos.